Una de las categorías quizá menos conocidas, pero «de culto» para muchos lectores de ciencia ficción es la del horror cósmico. De hecho, mucha gente no lo considera ciencia ficción. Pero otro grupo sí, justificando el uso de tecnologías y aparatos (coetáneos con la historia, o bien desconocidos) en las tramas.
Por supuesto, la referencia clara son los libros y relatos de H.P. Lovecraft, en los que los protagonistas debían enfrentarse a seres desconocidos – o a restos de civilizaciones imposibles, desaparecidas de la superficie de la Tierra hacía miles de años.
Los puntos comunes de esas historias son la presencia de esos elementos desconocidos (pero reconocibles e innegables), con un poder que escapa a la comprensión humana, sobre todo en el apartado de su capacidad destructiva. En las historias de Lovecraft, muchos personajes asisten impotentes a la destrucción de su entorno por parte de estos seres, que parecen llegados de otros mundos (u otras dimensiones, tan de moda actualmente).

Cthulu es un ser recurrente en las historias de H.P. Lovecraft, y es la encarnación más famosa de este horror cósmico.
An artist’s visual representation of the Elder God Cthulu.
Y ¿por qué te cuento todo esto, en una web sobre ciborgs? Vaya, pues porque hace un par de días tuve una idea muy extraña, para incluir ciertos toques de horror cósmico en la última novela de mi saga.
Todavía no tengo claro si acabaré incluyendo esa idea (o, al menos, alguna referencia), pero lo que sí que tengo claro es que me ha servido para «desbloquearme», y he vuelto a la escritura con fuerza. Sin contar con mis notas para el desarrollo de la trama (que en este caso ocupan nada menos que OCHO páginas), el inicio de la historia ya pasa de las diez mil palabras… Esto promete.
Como siempre, no olvides suscribirte y volver por aquí pronto. Tendré más novedades para ti…
Pingback: diecisiete mil palabras