¿Te cuento un secreto? Hace un par de años comencé a preparar un libro muy especial, distinto a los que he publicado hasta ahora. Se trata de unas «memorias ciborg», en las que presento mis novelas explicando cómo surgieron y cuándo las publiqué, relacionando cada trama con etapas de mi vida personal y profesional.
Porque descubrí que el tono de cada una de estas novelas (más positivo o negativo) había sido influenciado por la situación que tenía alrededor.
Mi primera novela («Resurrección«) surgió del anuncio de un neurocirujano italiano, esto ya te lo conté hace unos días. Pero en ese momento yo estaba trabajando en Alemania en una empresa dedicada a la innovación, rodeado de novedades tecnológicas fascinantes, también. Todo era posible, si se trabajaba lo suficiente. Pero en ese libro ya comencé a plantear si el que algo sea posible implica que deba hacerse.
Mi segunda novela («Revolución«) exploraba la codicia y la búsqueda de «siempre un poco más», que podía dar al traste con todo el progreso tecnológico y, sobre todo, social, con la introducción de los ciborgs. Esta novela coincidió con una «encarnizada batalla» entre dos empresas tecnológicas: La que me daba trabajo y su principal competidora. Vi movimientos poco limpios, todo valía. Ver cómo primaba el resultado económico frente a los avances reales fue una pequeña desilusión.
La tercera novela («Rebelión«) tiene un tono aún menos positivo, pero es más calmada. Supone una rendición por mi parte ante la situación que tenía a mi alrededor. Era un «sálvese quien pueda» tecnológico, en el que el progreso es imparable, pero quizá no beneficia por igual a todas las personas, tal y como ha sucedido desde el comienzo de la revolución industrial. Pese a las disputas, en mi trabajo «de verdad», estábamos haciendo progresos realmente increíbles y llegamos a presentar un prototipo de carretera que cargaba los vehículos eléctricos en marcha, algo que verás dentro de unos años hecho realidad en la calle.
Pero mi empresa cedió finalmente ante esa disputa. Los intereses de un inversor americano (que retiró sus fondos de mi empresa) pudieron más que una tecnología prometedora que beneficiaría a gran parte de la Humanidad, al menos favoreciendo la expansión de los vehículos eléctricos y reduciendo la producción de gases contaminantes. En «Revelación«, los intereses de un país se ponen delante del progreso de esta Humanidad en su conjunto, como prueba de que no podemos renunciar a cierto control y gobierno común.
Finalmente, en «Reprobación» me encontré con una nueva civilización extraterrestre. Si lo quieres ver así, fue mi contacto con Valencia, ciudad a la que me mudé cuando cerró mi empresa anterior. ¿Son los valencianos extraterrestres? Vaya, eso es un tema para otro post interesante… Pero, al igual que la Humanidad no sabe si está preparada para ese contacto alienígena, yo tardé mucho en integrarme en la vida social local – y creo que todavía no lo he hecho completamente.
Futuro…
Y esto me trae a la sexta novela, todavía sin título. Después de escribir la quinta, pensé que la sexta estaba clara. Hice una encuesta en mis redes sociales y mis lectores pidieron que continuase con dos temáticas clásicas de la ciencia ficción: Los viajes espaciales y las distopias. Ambas opciones podrían encajar como continuación de esa trama «de fondo», y estoy planteando diferentes escenarios y personajes. Pero todo está todavía en el aire, de la misma manera que (tras cinco años aquí) todavía no sé si me gusta vivir en Valencia.
Así que tendremos que esperar (sí, yo también) para ver cómo continúa (¡y acaba!) esta Saga Cib.org… ¡No te vayas muy lejos!
Eso sí, cuando publique esta sexta novela y haya tenido un poco de tiempo para reflexionar, terminaré este libro «alternativo», donde te contaré estas curiosidades y muchas más… No sé si lo pondré a la venta; quizá simplemente lo regale a todos los compradores que adquieran la saga completa en alguno de mis eventos en público… ¿Qué te parece?
Yo quiero un ejemplar
¡Te apunto en la lista!